domingo, 20 de enero de 2013

Hacia una lógica de la enunciación


El inconsciente no es un sillahombre


    En inglés chair, se traduce al español como silla; y man como hombre. Ahora, chairman no se traduce como sillahombre u hombre silla, sino que se traduce como presidente.
    La traducción española del alemán Bewusst, es conciencia, o incluso consciente; y Un es el prefijo que implica negación del término que antecede. Al menos, Unbewusst es traducido como inconsciente, pero luego se suele hacer el razonamiento (in=no)+consciente, entonces inconsciente=no consciente. Me pregunto si esto no será lo mismo que traducir chairman como sillahombre...
    Si escuchamos un diálogo en una lengua que no conocemos percibimos los sonidos, pero no podemos entender lo que se dice, no sabemos como cortar ese continuo sonoro para articular palabras que se nos vuelvan legibles... entonces... ¿somos conscientes de ese diálogo extraño, o no?... De hecho, luego de un rato olvidamos esos sonidos... lo mismo que señala Marcelo Esmoris en el artículo de la semana pasada con respecto al olvido de los sueños.
    En esa hipotética situación hay conciencia, pero también hay algo inconsciente, en el sentido de un saber (en tanto articulación de significantes) no sabido, una de las definiciones que da Lacan del Unbewusst freudiano.
    La clave es, entonces, cómo leer el inconsciente; y este in en tanto negación, es clave porque no es un simple no (consciente).

    Es necesario indagar la operación lógica que implica este no, y para eso hay que indagar el campo lógico en el que se inscribe. Una cuestión fundamental es el aspecto enunciativo que modifica a esta lógica clásica, pero que por el recurso a la escritura que implica, permite precisar esta coherencia peculiar que Freud introduce con el Unbewusst al empujar a la razón a lugares ante los que se detenía. Esto es, la posibilidad del sujeto de que diciendo algo falso diga una verdad.
    Esto es lo que hace que las formaciones del inconsciente no sean simples incoherencias: sueños, actos fallidos, chistes.
Matías Eduardo Domínguez
Buenos Aires
19 de enero de 2013

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