Política
y
angustia
por
Matías
E.
Domínguez
La
reducción del
deseo a
la demanda,
y el
borramiento de
la angustia
(es decir
la percepción
del primero);
son invarientes
de nuestra
época. Su
correlato es
la proliferación
de los
ataques/crisis de
angustia (con
sus numerosas
tipificaciones),
la evitación
del deseo
(la fobia),
y los
intentos
problemáticos de
recuperación del
deseo
(adicciones,
anorexias,
bulimias).
El
rechazo de
la lectura
dominante asfixia
al habla/letra
(parlettre),
obteniéndose
como efecto
lo antes
mencionado.
Técnicas
de relajación
para no
“estar tenso”,
el empuje
a la
“salud”,
proliferación de
psicofármacos...
En
los adultos
jóvenes la
tendencia a
“estar bien”,
la nueva
cultura de
viajes (todos
viajan a
cualquier
destino, siempre
y cuando
se esté
en posición
de turista
y no
haya la
oportunidad de
implicarse), va
en aumento.
Cuando llega
la temporada
del descanso
laboral, donde
no hay
una instancia
que les
impone de
qué ocuparse,
y tienen
tiempo para
encargarse de
sus asuntos,
huyen
despavoridos a
cualquier destino
“para
distraerse”.
La
exigencia hacia
la productividad
personal (en
el sentido
de que
cada individuo
debe contribuir
con un
producto al
capital), los
mecanismos de
desresponsabilización,
y de
evitación de
la angustia;
dan cuenta
de una
enorme crisis
política.
Sólo
para introducir
la cuestión,
pienso que
habría que
recordar que
la política
nace como
una práctica
griega, la
forma de
responsabilizarse
de los
asuntos de
las polis.
Si
bien hoy
en día
se habla
de las
polis como
ciudades-estado,
no lo
eran. Eran
una comunidad
discursiva que
compartían una
ética y
una estética
que permitían
practicar una
política que
orientaba su
quehacer. La
política no
era una
cuestión de
estados.
Tal
vez no
estemos tan
cercanos, en
términos
políticos, a
los griegos
que tanto
idolatramos, sino
más bien
seamos romanos.
En
esta época
de mimetismo
animal, los
Juegos Olímpicos
nada tienen
que ver
con la
práctica
política griega
que se
buscar recrear.
Primer punto,
no era
un espectáculo
deportivo, sino
un acto
político. La
condición para
que tengan
lugar las
Olimpíadas era
que no
podía haber
ningun tipo
de conflicto
entre las
polis. La
polis que
no acatara
esto era
penada económica
y comercialmente.
Por
contraste, vemos
lo ocurrido
en los
Juegos Olímpicos
de Londres,
donde mientras
se montaba
el show
de la
fraternidad entre
los humanos
se masacraba
al pueblo
sirio. ¿Cuál
es el
parámetro que
indica que
ese asunto
en tierras
tan lejanas
no nos
concierne?
La
decadencia del
Imperio... los
gobernantes de
Roma tenían
toda una
serie de
espectáculos
para distraer
al pueblo
de sus
asuntos y
que no
haya más
práctica
política.
Por
suerte... aún
nos queda
la angustia...
No hay comentarios:
Publicar un comentario