jueves, 18 de octubre de 2012

La práctica de una ética

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Responsable es quien lee
por Matías E. Domínguez

La primera condición que debe cumplir quien
aspire al prestigioso nombre de intérprete
es la de ser ante todo un ejecutante sin falla.”
(Stravinsky, Poetique musical. Trad. de Eduardo Grau)

El psicoanálisis apuesta por la legibilidad. La comprensión y el entendimiento son un obstáculo para la lectura. La pregunta que orienta no es ¿se comprende o no? Sino, ¿qué fantasma es necesario desarrollar para que esa coherencia que agujerea el sentido común se sostenga?
Con la cuestión del fantasma estamos de lleno en el plano de la escritura. Leer lleva a la práctica de la escritura. ¿Qué medios de escritura son necesarios para escribir de forma acabada el texto que sostiene a las formaciones del inconsciente, esa palabra silenciada que se escribe de manera problemática?
Aparece la palabra (hablada) para comentar lo escrito y relanzar la lectura. Esta dialéctica entre tres nada tiene que ver con la interpretación por el significado, la valoración moral, la comprensión, etc.
La interpretación analítica no da sentido sino que constituye un corte que cambia la estructura de la superficie topológica en la que la libido se configura.
Este trabajo de lectura, escritura, y palabra; es el camino que permite devenir adulto. Ya que adulto es quien se responsabiliza de su deseo, es decir quien lee, reescribe, y comenta, en un un discurso; el objeto transicional que de niño inventó y abandonó para acomodarse a las convenciones ideológico-sociales, para devenir un cretino.
En esta dirección la responsabilidad es lo inverso de lo que se suele sostener. Comúnmente un adulto responsable es quien obedece (tiene un empleo, paga sus cuentas, es moralmente respetable, etc.).
Responsable es quien retoma el trabajo abandonado de niño, para ponerse a leer su deseo.

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